¿Qué es la Ciencia Contemplativa?

Resumen

A medida que el alcance de la ciencia se expande para abarcar toda la realidad -incluyendo tanto el ámbito objetivo como el subjetivo- los científicos necesitan nuevos métodos para estudiar los fenómenos mentales no sólo indirectamente, a través de los correlatos neuronales y las expresiones conductuales, sino también directamente, a través de la indagación subjetiva en primera persona. Con este objetivo, los contemplativos profesionales pueden proporcionar a la ciencia tecnología contemplativa: métodos rigurosos y replicables que utilizan la atención refinada, la atención plena y la introspección para estudiar la consciencia directamente. Sin embargo, el campo de la ciencia contemplativa a menudo se enmarca sólo como el estudio científico de la meditación – un encuadre que trata los métodos contemplativos como objetos de investigación en oposición a las vías válidas de investigación empírica que pueden producir descubrimientos científicos. Para aprovechar todo el potencial de la ciencia contemplativa, el Centro de Investigación Contemplativa está desarrollando un programa de investigación que trata a los contemplativos profesionales no como meros participantes en protocolos neurocientíficos, sino como colegas científicos que pueden producir formas únicas de evidencia empírica, que pueden integrarse con los métodos tradicionales de la ciencia en tercera persona. El siguiente ensayo aclara la definición de la ciencia contemplativa y describe cómo la tecnología contemplativa puede aumentar los esfuerzos científicos para comprender la naturaleza de la mente.

La tecnología contemplativa puede convertirse en una herramienta legítima de la ciencia si reconocemos que el conocimiento empírico puede provenir no sólo de los cinco sentidos físicos, sino también de la sexta facultad de la percepción mental, una facultad distinta que proporciona acceso directo al ámbito subjetivo. La ciencia contemplativa requiere, pues, un cambio de paradigma porque la tecnología contemplativa se realiza en los seres humanos, desde la perspectiva de la primera persona, y a través de métodos subjetivos. Dado que se deduce casi trivialmente que no podemos obtener pruebas objetivas directas sobre los fenómenos subjetivos, los científicos deben aceptar la percepción mental como fuente de conocimiento empírico si el alcance de la ciencia ha de abarcar toda la realidad, incluyendo tanto el polo objeto como el polo sujeto de la experiencia.

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Definición de la Ciencia Contemplativa

La ciencia contemplativa es una disciplina de investigación subjetiva en primera persona sobre la naturaleza de la mente y su papel en la naturaleza, que utiliza métodos para desarrollar la atención refinada, la atención plena y la introspección para observar directamente los estados de consciencia y las funciones mentales en su relación con el cuerpo y el mundo físico en general.

Por el contrario, la ciencia contemplativa se describe a menudo como el simple estudio (neuro)científico de la meditación. Definirla de esta manera es como definir la ciencia astronómica como el estudio científico de los telescopios: esta visión de la ciencia contemplativa no tiene sentido: No sólo debemos estudiar los instrumentos útiles de observación -ya sea un telescopio o una técnica de meditación-, sino también utilizar esos instrumentos para obtener conocimientos empíricos.

El ámbito de la ciencia
se está expandiendo

Necesitamos una concepción más amplia de la ciencia contemplativa porque el alcance de la propia ciencia se está expandiendo, y la ciencia contemplativa proporciona los métodos empíricos que necesitamos para permitir esta expansión. En el pasado, el ámbito de la ciencia sólo incluía el polo objetual de la experiencia. Buscando un relato puramente objetivo de la realidad, los científicos trataron de “salir de la foto y permanecer ocultos detrás de la cámara” (Hut, 2003). El resultado fueron las ciencias físicas, que poblaron nuestro mundo de la experiencia con conceptos físicos como átomos, planetas y estrellas. La visión física del mundo resultante no tenía en cuenta de forma precisa la consciencia, la subjetividad o la experiencia en primera persona: los fenómenos subjetivos estaban sencillamente fuera del alcance de la investigación científica.

Pero los científicos comprenden cada vez más que una visión puramente objetiva de la realidad no sólo es incompleta, sino insostenible. La realidad se compone tanto de objetos en tercera persona como de sujetos en primera persona, y necesitamos entender cómo se relacionan ambos para describir la realidad de forma completa. A medida que los científicos salen de detrás de la cámara y se adentran en su propia imagen de la realidad, intentan comprender cómo su papel de observadores configura sus descripciones de la realidad, e incluso la realidad misma. Los científicos deben estudiar tanto el mundo de los objetos -que llega “hasta el átomo y el cosmos” (Price y Barrell, 2012)- como el mundo de los sujetos.

El alcance de la ciencia se amplía así para incluir tanto el polo de los objetos como el polo de los sujetos de la experiencia (Hut, 2003). Tras haber conseguido una comprensión maravillosamente detallada del mundo físico externo, la ciencia está dirigiendo cada vez más su atención hacia el interior, tratando de comprender la consciencia, el conocimiento, los pensamientos, las emociones y todos los demás fenómenos que implican una experiencia subjetiva en primera persona (Figura 1).

Centro de Investigación Contemplativa

Figura 1: El alcance de la ciencia se está ampliando para abarcar toda la realidad, incluyendo tanto el polo del objeto como el polo del sujeto de la experiencia. La ciencia contemplativa ofrece métodos empíricos de atención refinada, atención plena e introspección que pueden facilitar esta expansión.

La ciencia necesita tecnología contemplativa

Cuando los científicos comienzan a estudiar nuevos fenómenos, a menudo necesitan nuevas herramientas, métodos o tecnologías que permitan realizar observaciones refinadas y reproducibles de esos fenómenos. La ciencia de la astronomía, por ejemplo, permaneció en el nivel de la astronomía popular hasta que Galileo fue pionero en el uso del telescopio para observar sistemáticamente los fenómenos celestes. En la actualidad, los científicos carecen de cualquier tipo de métodos o tecnologías para estudiar directamente el polo de la experiencia. Es precisamente esta necesidad la que la ciencia contemplativa pretende abordar.

La ciencia contemplativa ofrece los métodos rigurosos y reproducibles -la tecnología contemplativa- que la ciencia necesita para ampliar su alcance y abarcar toda la realidad, incluido el polo de la experiencia.

El Centro de Investigación Contemplativa está, por lo tanto, aclarando la definición de ciencia contemplativa mediante el desarrollo de la tecnología contemplativa. La concentración altamente enfocada y refinada es el principal instrumento de la tecnología contemplativa para explorar los fenómenos mentales, al igual que el telescopio es el principal instrumento para explorar los fenómenos celestes. Se desarrolla y refina a través del cultivo riguroso de la atención, la atención plena y la introspección.

En la época en que la ciencia sólo incluía el polo objetual de la experiencia, la investigación empírica del mundo implicaba la investigación objetiva del mundo. Se utilizaban instrumentos en tercera persona, como el telescopio, para observar el mundo de los objetos. Pero en la ciencia contemplativa, no podemos esperar utilizar exclusivamente los mismos modos de observación objetiva para estudiar fenómenos subjetivos como la consciencia. Durante siglos, los científicos se han visto acosados por el hecho de que, cuando ponen los pies firmemente en el polo de la experiencia, el polo del sujeto queda curiosamente fuera de la vista. No importa lo cerca que observemos el comportamiento, el cuerpo o el cerebro de una persona -incluso hasta la activación de sus neuronas individuales- los procesos mentales de esa persona siguen siendo indetectables para los instrumentos objetivos de la ciencia (Wallace, 2000, pp. 135-6). Es un error categórico equiparar la observación de los procesos mentales con la observación de los correlatos neuronales de esos procesos mentales.

Por lo tanto, las pruebas que podemos obtener sobre los fenómenos subjetivos no pueden ser objetivas. Esto es casi una obviedad; se deduce de las definiciones de objetivo y subjetivo. A menos que uno sea telepático, la consciencia es un fenómeno subjetivo en primera persona (Searle, 1992); por tanto, no tenemos medios para obtener pruebas objetivas sobre las experiencias subjetivas de otras personas.

Aunque las pruebas sobre los fenómenos subjetivos no pueden ser objetivas, sí pueden ser empíricas, lo que significa que podemos obtener conocimientos sobre los fenómenos subjetivos a partir de nuestros sentidos, siempre que utilicemos una definición realista de la palabra sentido. El empirismo suele asociarse a los cinco sentidos: tacto, vista, oído, olfato y gusto, pero no utilizamos ninguno de ellos para observar los procesos mentales. En su lugar, observamos los procesos mentales utilizando una sexta facultad mental, la percepción mental: la observación de experiencias en primera persona. Por ejemplo, podemos utilizar el sentido de la vista para observar un plátano en una mesa, confiando en los fotones que salen del plátano para transmitir la información visual a nuestras retinas. Pero también podemos utilizar el sentido de la percepción mental para visualizar un plátano en nuestra mente, incluso si nos quedamos ciegos de repente. Está claro que este sentido de la percepción mental no es idéntico a nuestro sentido de la vista; es un sentido por derecho propio y, por tanto, una entrada legítima en la investigación empírica.

La ciencia Contemplativa requiere de un cambio de paradigma

La tecnología contemplativa no está hecha de circuitos eléctricos o equipos ópticos: se realiza en los seres humanos. Este punto puede incomodar a algunos científicos, ya que tradicionalmente los científicos han buscado una perspectiva puramente objetiva de la realidad, evitando la subjetividad en la medida de lo posible. Pero este aspecto único de la ciencia contemplativa no tiene por qué ser un tabú; de hecho, es necesario. Encabezados por los físicos cuánticos, los científicos ven cada vez más que una perspectiva puramente objetiva no sólo es un ideal imposible, sino también una barrera significativa para comprender el papel crítico del sujeto en la Naturaleza -de ahí la necesidad de la tecnología contemplativa como instrumento de observación.

Los seres humanos conscientes simplemente ofrecen el acceso más directo a los fenómenos que la ciencia contemplativa trata de observar y comprender: la mente y su relación con todo lo demás. Y actualmente, la consciencia no sólo es la mejor tecnología que tenemos para estudiar directamente la experiencia en primera persona, sino que es la única. Los instrumentos en tercera persona, como la resonancia magnética y el electroencefalograma, sólo nos dan acceso indirecto a la mente a través de sus correlatos en el cerebro, el cuerpo y el comportamiento.

Además de ser empírica, la ciencia contemplativa también puede participar en una rigurosa revisión por pares a través de la verificación intersubjetiva, algo en lo que los científicos confían regularmente, a pesar de sus modos objetivos de observación. Los físicos, por ejemplo, saben que una demostración matemática nunca se produce en la pizarra o en un papel. Podemos ser capaces de escribir la ecuación E = mc2, pero sin entender lo que significan las variables en relación con una teoría subyacente, no hemos demostrado nada en absoluto.

En cambio, las pruebas siempre ocurren en la mente de los científicos.

Al entablar un diálogo utilizando un vocabulario específico de este campo, los expertos que comparten los mismos modelos mentales pueden interrogarse mutuamente sobre su comprensión y verificar si un nuevo teorema es sólido. Al igual que los científicos que discuten un nuevo teorema, los científicos contemplativos pueden discutir sus experiencias y conocimientos, interrogando la comprensión de los demás para evaluar la validez de una afirmación concreta.

La ciencia contemplativa también representa el multiculturalismo: sus métodos se basan en las tradiciones contemplativas del mundo, muchas de las cuales florecieron en Asia, lejos de la cuna de la ciencia moderna en Europa.

Durante cientos de años, la ciencia se desarrolló casi por completo a partir de una única visión del mundo: la de los hombres blancos europeos que intentaban comprender la “mente de Dios” tal y como la concebían a través de la Revelación cristiana. Aunque la ciencia ha abandonado desde entonces sus afiliaciones explícitamente religiosas, sigue padeciendo el etnocentrismo (Roth, 2008), es decir, la creencia de que si la ciencia moderna no ha logrado explicar algún aspecto de la Naturaleza, entonces ninguna cultura en la historia del mundo podría haber hecho un verdadero descubrimiento al respecto.

Por supuesto, este punto de vista es terriblemente miope, pues ignora, por ejemplo, las enormes contribuciones del sistema universitario de la India, que precedió a todas las instituciones de enseñanza superior comparables en Europa. A diferencia de las universidades europeas, que destacaban en el estudio del polo objetual de la experiencia, estas universidades indias priorizaron la investigación racional y experiencial de la mente. Es precisamente esta priorización de la experiencia en primera persona lo que hace que las técnicas contemplativas sean adecuadas para la investigación empírica del polo de experiencia del sujeto.

La tecnología Contemplativa puede revolucionar la ciencia

La tecnología contemplativa puede ser, por tanto, una herramienta legítima de la ciencia, siempre que los científicos estén dispuestos a relajar una restricción específica que se impone actualmente a la ciencia: el requisito de que el conocimiento empírico provenga únicamente de los cinco sentidos del tacto, la vista, el oído, el olfato y el gusto. La relajación de esta restricción permitirá a los científicos considerar el conocimiento empírico derivado del sentido adicional de la percepción mental.

Este binomio formado por (1) una nueva herramienta o método y (2) una relajación en la investigación científica fue esencial para las mayores revoluciones científicas:

REVOLUCÍON

HERRAMIENTA/
MÉTODO

RELAJACIÓN DE LA RESTRICCIÓN

Empieza la ciencia moderna
(Galileo)

La observación telescópica de los fenómenos celestes

La idea de que el conocimiento debe ajustarse a los principios de la teología y la filosofía escolásticas.

Física
(Newton)

Cálculo

Las realidades a las que se refieren las teorías científicas deben ser imaginables e inteligibles para el sentido común.

Biología
(Darwin & Wallace)

Observación longitudinal  

Las taxonomías biológicas deben ser estáticas.

Física
(Planck et al.)

Técnicas de radiación del cuerpo negro 

La ciencia debe alcanzar la única visión verdadera y objetiva, que describa la realidad tal y como existe al margen de nuestras mediciones

Galileo fue el primero en utilizar un telescopio para observar sistemáticamente los fenómenos celestes, pero sus observaciones no pudieron lanzar realmente la ciencia hasta que él y otros decidieron que lo que observaban a través del telescopio no tenía por qué coincidir con los principios de la teología y la filosofía escolásticas.

Newton desarrolló el cálculo y revolucionó la física con sus leyes del movimiento, pero también hizo que la ciencia relajara la restricción de la inteligibilidad. Antes de Newton, los científicos suponían que las teorías científicas debían ser inteligibles para la mente humana. Suponían que Dios, como un relojero sumamente hábil, había creado un universo complicado y maquinal que los seres humanos podrían llegar a entender como formado por formas especiales de engranajes, como los mecanismos de un reloj. Pero Newton demostró que el mundo no es una máquina. Sencillamente, no podemos explicar el universo por completo en términos de cosas como engranajes y otros mecanismos que podemos comprender intuitivamente (Chomsky y Polychroniou, 2017). De hecho, desde entonces hemos descubierto que el universo es capaz de lo que Einstein llamó “acción espeluznante a distancia” (Popkin, 2018) y otras fuerzas que podemos predecir y describir pero no captar intuitivamente. Sin embargo, por muy brillante que fuera, el enfoque de Newton sobre la física habría sido descartado si los científicos se hubieran aferrado a la restricción de la inteligibilidad.

Al elaborar sus teorías sobre la selección natural, Charles Darwin y Alfred Russel Wallace demostraron el poder del trabajo de campo minucioso con observaciones biológicas longitudinales. Pero sus ideas obligaron a los científicos a abandonar la noción de taxonomías biológicas estáticas, allanando el camino a la teoría de la evolución.

Y, por último, las técnicas experimentales con la radiación del cuerpo negro permitieron a Max Planck desarrollar la noción del quantum, lo que condujo a la teoría de la mecánica cuántica, de enorme éxito. Aunque esta segunda revolución de la física todavía está en marcha, con retos pendientes como el problema de la medición, la mecánica cuántica ha hecho que los científicos se replanteen la propia objetividad, revolucionando la forma como vemos conceptos fundamentales como la observación y la información (Zeilinger, 2005).

Del mismo modo, la ciencia contemplativa tiene el potencial de revolucionar las ciencias de la mente no sólo demostrando la utilidad de las tecnologías contemplativas. La ciencia contemplativa puede mostrar que otra revolución es posible si relajamos otra restricción de la ciencia. Esta limitación es el requisito de que el conocimiento empírico provenga únicamente de los cinco sentidos físicos del tacto, la vista, el oído, el olfato y el gusto.

Uno de los objetivos del Centro de Investigación Contemplativa es demostrar que nuestro sexto modo de experiencia -la percepción mental o la conciencia mental- es una vía válida de investigación empírica y, por tanto, una parte legítima de la ciencia.

De hecho, los científicos deben aceptar este sexto modo de experiencia como fuente de conocimiento empírico si el alcance de la ciencia ha de abarcar toda la realidad, incluyendo tanto el polo objeto como el polo sujeto de la experiencia.

REVOLUCIÓN

HERRAMIENTA/
MÉTODO 

RELAJACION DE LA RESTRICCIÓN 

Ciencias de la mente 

Tecnología contemplativa 

El conocimiento empírico procede únicamente de los cinco sentidos del tacto, la vista, el oído, el olfato y el gusto (no de la percepción mental).

Tecnología contemplativa: Una perspectiva general

Antes de que Galileo perfeccionara el telescopio y otros instrumentos para medir y experimentar con los fenómenos terrestres, los filósofos naturales se basaban principalmente en la observación a simple vista de los fenómenos celestes y terrestres. Pero con el desarrollo y la aplicación por parte de Galileo de tecnologías adecuadas para observar y experimentar con rigor los fenómenos físicos, nació la ciencia natural con respecto al mundo físico objetivo.

Para que surja una ciencia natural comparable de los fenómenos subjetivos, la concentración altamente refinada, o samadhi, es igualmente indispensable. Esta tecnología se desarrolló y refinó en la India hace milenios, y desde entonces se ha aplicado con gran éxito en múltiples tradiciones contemplativas de toda Asia. Los contemplativos hindúes, budistas y taoístas han hecho descubrimientos fundamentales y reproducibles sobre la naturaleza y los potenciales de la consciencia y el papel de la mente en la Naturaleza que siguen estando fuera del alcance de la ciencia occidental. La integración de las tecnologías de los contemplativos y los científicos puede anunciar la primera verdadera revolución en las ciencias de la mente y, al mismo tiempo, un renacimiento de la investigación contemplativa dentro de las religiones del mundo.

Los métodos contemplativos son para el científico contemplativo lo que el telescopio es para el astrónomo o el microscopio para el biólogo: un modo de observación refinado. Muchos de los mayores descubrimientos científicos se han derivado de la observación sostenida y rigurosa, facilitada por la tecnología que aumenta la percepción humana cotidiana. En el Centro de Investigación Contemplativa, nuestro régimen de entrenamiento contemplativo puede compararse con la construcción de un telescopio de la mente y el uso de esta tecnología en primera persona para obtener información sobre la naturaleza de la mente:

Contemplative training: the telescope
  • Construcción del telescopio: Entrenamiento de la Atención
  • Uso del telescopio: Meditación analítica

Los métodos contemplativos pueden desarrollar la capacidad de atención hasta un grado asombroso, mucho más allá incluso de lo que se consideraría excepcional entre quienes no se han sometido a un entrenamiento contemplativo. Comparar los límites superiores del desarrollo atencional con las habilidades atencionales medias no es diferente de comparar la velocidad media de la población general con la de los corredores olímpicos. Otra comparación adecuada es la de la astronomía popular realizada con observaciones del cielo a simple vista y la astronomía profesional realizada con telescopios modernos. A simple vista, se pueden ver miles de estrellas en el cielo nocturno. Pero las tecnologías ópticas avanzadas, como el telescopio Hubble, han permitido a los astrónomos detectar miles de millones de galaxias. Del mismo modo, la estabilidad atencional y la vivacidad que proporciona el entrenamiento contemplativo permiten detectar fenómenos mentales y estados de consciencia que serían simplemente indetectables sin dicho entrenamiento.

Los métodos de comprensión contemplativo aplican estos refinados estados de atención para comprender la naturaleza y los potenciales de la mente. Estos métodos pueden utilizarse para informar sobre diversos retos científicos urgentes, como el problema de la medición en la mecánica cuántica y el problema mente-cuerpo en la neurociencia y la filosofía.

References

Chomsky, N., & Polychroniou, C. J. (2017). Optimism Over Despair: On Capitalism, Empire, and Social Change. Haymarket Books.

Hut, P. (2003). Conclusion: Life as a Laboratory. In B. A. Wallace (Ed.), Buddhism & Science: Breaking New Ground (pp. 399–415). New York: Columbia University Press.

Popkin, G. (2018). Einstein’s ‘spooky action at a distance’ spotted in objects almost big enough to see. Science. https://doi.org/10.1126/science.aat9920

Price, D. D., & Barrell, J. J. (2012). Inner Experience and Neuroscience: Merging Both Perspectives. Cambridge, Massachusetts: MIT Press.

Roth, H. D. (2008). Against cognitive imperialism: A call for a non-ethnocentric approach to cognitive science and religious studies. Religion East & West, 8(8), 1–26.

Searle, J. R. (1992). The Rediscovery of the Mind. Cambridge, Massachusetts: MIT Press.

Wallace, B. A. (2000). The Taboo of Subjectivity: Toward a New Science of Consciousness. Oxford University Press.

Zeilinger, A. (2005). The message of the quantum. Nature, 438(7069), 743. https://doi.org/10.1038/438743a